Clinc, clinc. Me encanta el ruido que hace la cucharilla contra la taza. Tiene restos marrones en el fondo que no pertenecen a mi café, están casi fusionados con la loza.
La camarera nota la repugnancia que me produce y debe de resultarle molesta porque me invita a irme con un encubierto: "¿Algo más, monada?".
Enciendo el cuarto cigarro y le pido otro carajillo de whisky; no, no me pienso ir ahora que parece que tengo una racha de suerte. Acabo de encontrarme 10 euros en el wc - recubiertos de toda clase de pelusas, vellos y grasas- y me siento en la obligación moral de aprovecharlos. Un homenaje para la señorita.
- El próximo más cargado. Exclamo ante la flagrante y visible falta de alcohol en mi taza.
Tras apurar el tercer café de un trago y chupar del cigarro la ultimísima calada me dirijo al fondo del local, donde la mugre y la grasa son todavía más patentes que en la barra.
Ahí está, como había prometido por teléfono. Qué cabrón. No ha cambiado, sigue con esa mirada a lo James Dean que nos abría de piernas a todas con 15 años.
Era tan guapo que daba rabia; no, guapo no, atractivo en realidad, con aquella mandíbula marcada y aquellos malditos ojos negros.
- ¡Aquí la tenemos!... Qué sorpresa Querida, déjame ver... Vaya, parece que los años no pasan en balde.
Tan solo se me ocurre evitar sus continuas (aunque verídicas) faltas de tacto con una sonrisa y un cortante -aunque ensayado-:
- ¿Vamos ya? Quiero salir cuanto antes, por favor. Nos espera un largo viaje...
Me coloco la chaqueta que él robó para mí hacía tantos años en aquellos grandes almacenes, al tiempo que sale corriendo hacia su coche. Seguramente sin pagar.
Aquel puto Chevrolet había visto tantas cosas... Fue testigo de la noche en que perdí la virginidad, y creedme que de aquello hacían muchos años y muchas pollas. Qué cabrón, casi me preña con un solo "apunta y dispara", suerte que mi útero no fue fabricado a tal efecto. Una lástima.
Nada más subir al coche casi sin esperarme enchufa el contacto y sacando su petaca me ofrece el trago del peor whisky del país. Trago que sellaría el pacto. El inicio de ese viaje que nos llevaría irremediablemente al desenlace.
28 febrero, 2009
09 febrero, 2009
05 febrero, 2009
C'est fini
10.oo am. Primera cerveza del día. Después de casi un mes sin probarla, todo un hito, creo que nunca he pasado tanto tiempo sin probar la rica cebada.
Luego fueron muchas otras, los beneficios de la vida universitaria. Me tiraron un huevo a la zapatilla, fui a un kebab y cené pizza.
Soy libre y me siento rara sin nada que hacer. Después de tantas semanas con estrés... Lo de menos ahora son los resultados. Lo de más celebrar, celebrar con estos y sobre todo con aquel. Celebrar, celebrar, hay tanto que celebrar.
Que vayan sacando el alcohol que se preveen grandes borracheras hoy... De las que el lunes recordaremos entre risas.
Luego fueron muchas otras, los beneficios de la vida universitaria. Me tiraron un huevo a la zapatilla, fui a un kebab y cené pizza.
Soy libre y me siento rara sin nada que hacer. Después de tantas semanas con estrés... Lo de menos ahora son los resultados. Lo de más celebrar, celebrar con estos y sobre todo con aquel. Celebrar, celebrar, hay tanto que celebrar.
Que vayan sacando el alcohol que se preveen grandes borracheras hoy... De las que el lunes recordaremos entre risas.
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