31 octubre, 2009

Sudor

Podríamos echar un polvo ahora mismo o podríamos no echarlo.
Podríamos echarlo pero daría igual, ¿sabes?, daría lo mismo lo sudados, exhaustos y chorreantes que acabáramos.

¿Te digo por qué? porque ni tú ni yo disfrutaríamos lo más mínimo. Ahora crees que sí, pero te aseguro que no, créeme, pasaríamos, 15, 20 minutos de ardor y luego...
Te daría lo mismo estar echándolo conmigo o con cualquiera: lo que buscas no es a mí. Ni siquiera es sexo.

Estarías echando un polvo con tu padre, y nena; a nadie le gusta eso. Así que vete a casa. Ve, y conoce a algún adolescente de tu edad, perdido, compungido y sin metas. Conócelo y hazle daño. Hazles daño a todos los que puedas.
Créeme; tú puedes, con esos pechos y esa sonrisa, puedes hacer más daño que cualquier bomba nuclear.

Y así, algún día... No sé, quizás vuelvas a ser libre.

28 octubre, 2009

Agonía del día a día

¿Soy afortunada o simplemente mediocre?, ¿he tenido la suerte de encontrarte o me he conformado contigo? Y lo que es peor... ¿es que acaso eso importa algo?.

Era la clase de cosas que Natalie pensaba cuando le miraba. Suponía, en su afán lógico, que pensarlo significaba de hecho que no era afortunada sino mediocre, porque los afortunados no se cuestionan su suerte. ¿O sí?.

Parafraseando a Sternberg me atrevo a decir.

Si colocas tu toalla en mi colgador,
no esperes luego que te deje ir
sin un triste adiós.