15 febrero, 2010

Reedición.

Cuando despertó sentía una angustia encogiéndole el pecho, la misma que le había perdurado toda la noche mientras soñaba.

Soñaba que todo había sido un sueño. Que todas las cosas que le habían ocurrido eran un sueño, un bonito sueño que nunca llegó a lo consciente.

Era tan vívido el recuerdo de aquellos momentos, de aquellas personas... No estaba seguro de nada, ¿realmente no existía? ¿Había estado soñando todos los momentos de su vida?

Sobresaltado por los pensamientos que se arremolinaban en su cabeza, saltó de la cama cuando el sudor frío comenzaba a recorrerle la espalda... ¿Era su cama?

No podía haberlo soñado, era demasiado real.

Rebuscó entre la ropa tirada en el suelo, nada. La desesperación se apoderaba de él, "No puedo haberlo soñado, eso sólo son tonterías, eres un hombre serio" se repetía. Más sudor frío, helado, recorría su espalda... No se atrevía a salir de la habitación por temor a lo que pudiera encontrar fuera, o a lo que no fuera a encontrar.

Se sentó. En la oscuridad de la habitación intentó recordar. ¿Cómo podía no saber si algo era sueño o realidad? ¿No era algo evidente? Siempre pensó que eso era algo dado por hecho, algo irrefutable en lo que no valía la pena perder el tiempo ¿Filosofía?.
Pero ahora... Se encontraba desesperadamente falto de respuesta respuesta. "Sí -se dijo-, no es posible que haya soñado todo, nadie tiene tanta imaginación..." Pero "¿y si ni siquiera yo existo?", se miró en el espejo mientras el sudor frío cada vez era más intenso y la sensación de opresión en el pecho se le hacía insoportable.
El reflejo era demasiado difuso.

Angustiado, por no saber qué pensar, no saber si era cierto o falso, no saber siquiera si lo que le sucedía era real, se tumbó. La sensación de pérdida, de agobio, era algo nuevo para él y no podía enfrentarse solo. Se durmió embebido en el ambiente cargado de la habitación.

Cuando despertó la sensación de atudimiento se había disipado. Se vistió, recordó la noche anterior, pero pronto ocupó su cabeza en otros asuntos, al fin y al cabo era un nombre serio, tenía cosas importantes en las que pensar.

Cuando salió a al calle tenía otra perspectiva, todo era diferente. Desde arriba todo era distinto.
Sí, parecía que finalmente había muerto. Eso lo explicaba todo. Aquel estupor, las sensaciones tan extrañas, no podían ser algo normal. Y de pronto se sintió lívido, atemporal.


"No estás en el cielo -le dijo una voz-, simplemente es un sueño."

Y despertó.

04 febrero, 2010

Pequeña


Eres tan absurda, pequeña. Acabo de pintar mis uñas de color azul y doy dos sorbos más. Eres una especie de chiste de ser humano, un chiste malo. Retoco mis pestañas y apuro el cigarro. En fin, eres una pena, tu vida es una pena. Quizás en otra vida todo te sea menos ajeno. Afilo mi navaja por última vez y abro la puerta.

01 febrero, 2010

Anx

En ocasiones esta asfixia se torna agradable y quasi placentera, como una petite mort anticipatoria... Son ráfagas muy breves.