30 noviembre, 2008

Sonrisas

Miraba con cierta apatía al infinito. Se ocultaba tras unas gafas negras que tapaban más de lo que debían en principio. La chaqueta tres o cuatro tallas más grande servía de barrera al viento de levante. En medio de un campo de naranjas observaba el minucioso trabajo de aquellos dos hombres. Uno de ellos había contribuído de forma literal a darle la vida. El otro lo hacía de forma más poética en el presente más inmediato. Recogían algún tipo de fruto silvestre en el suelo.
Sus facciones denotaban cierto cansancio, hacía días que no dormía en condiciones, pero no quería que se dieran cuenta. Él levantó la cabeza. La miró, notó algo que nadie más percibió. Ni los alacranes ni las piedras. Ella le correspondió con una sonrisa. La sonrisa más sincera del mundo. El mundo ya no valía nada si esas sonrisas no se correspondían. No existía el frío o el cansancio. Ni la soledad, no era posible nunca más.
Gracias, pensó ella. Pues al final creo que debe existir un Dios, dijo él a viva voz.

3 comentarios:

Gattsu dijo...

Recogía frutos silvestres mientras conversaba con su compañero, hablaba pero su pensamiento se encontraba en otro sitio, como siempre... Su mente siempre giraba entorno a ella, a su amada. Levantó la vista y miro a su alrededor, al principio no la vió y una angustia que podría llegar a la locura se apoderó de él. Pero allí estaba ella radiante sentada junto a unos naranjos formando una estampa de una belleza sin igual. Dandole calma... "Dios existe!"

C. Chase dijo...

Voy con el tiempo justo para una sonrisa al día.

Nekemi dijo...

A veces el poder de una sonrisa ees bien grande. Sonríe mucho nena.

Bss