Quizás me he contagiado de esas tradiciones bobas que postulan que el cambio de año puede suponer un cambio de vida, de hábitos o de expectativas. Como si el paso de un día a otro, la transición de un segundo, fuera a cambiar verdaderamente algo en nuestro interior por arte de magia.
Lo cierto es que desde este instante me decido a cambiar el rumbo que este blog tomó hace ya algún tiempo. La resignación, rabia, decepción y demás sentimientos que acompañan las relaciones que aquí se han plasmado (de amistad fundamentalmente, aunque también familiares o de mayor implicación incluso), quedan atrás y espero que se borren rápido de mi inconsciente colectivo, me gustaría aprender a escribir alguna otra cosa menos melodramática y fea.
Por ello, intentaré a partir de este 2011 -mierda, otra vez lo del nuevo año-, pasar más a menudo y con menos relatos semi-biográficos cargados de sentimientos negativos y melodrama, veremos a ver qué pasa.
Estoy pensando que en mi próxima entrada comentaré alguna cosa de la carrera... Ups, os dejo, que además de año, he cambiado de hora y necesito reparar mi jet-lag.
Suerte compañeros.
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