Me hallaba anoche yo con la oreja ardiendo a causa del aparato telefónico, como todas las noches, escuchando Queen en un pico de la sobredosis que me estoy metiendo estas vacaciones de Freddie, y de pronto escucho: vístete y baja.
¿Que me vista y baje? Me río. Deben hacer alrededor de 5 grados centígrados (o más o menos: nunca he sabido acertar en esas cosas), tachad eso: hace mucho frío, me acabo de poner el pijama y estoy metida en la cama. ¿Que me vista y baje dices?.
Supongo que depende quién nos las diga las locuras parecen a veces más locuaces.
Botas con el pijama, un abrigo bien largo y la bufanda de 3x2 m; puede que esté loca pero no tanto como para ponerme a vestirme a las 2 a.m de un martes.
Cuando consigo escurrirme por el pasillo sin que adviertan mi presencia los ronquidos de mi padre y la vigilia del resto de la familia abro la puerta y recuerdo que no llevo llaves. No importa, he decidido bajar y no volveré hasta que sea demasiado tarde como para despertarles.
El ascensor no funciona, bien, estupendo, ejercicio matutino, de ese que no estás haciendo en todas las putas navidades de reclusión. Quinto, cuarto, bien ya voy por el tercero... se apaga la luz...aún me caeré de bocas antes de llegar al portal. Sana y salva, a oscuras, ahí estoy.
Supongo que el escueto "baja" se refería a que saliera afuera. Piel de gallina, temblores... Mi cuerpo intenta conseguir calor desesperadamente y yo no sé adónde mirar, encima se me cierra la puerta del patio; genial, ahora sí que no hay vuelta atrás.
La quietud de la calle contrasta con el ajetreo que se llevan mis vísceras. Creo que si pasaran un par de minutos más la bilis no podría contenerse en el dique de mi garganta. Acabamos de hablar de mil cosas, las horas se me hacen cortas mientras escucho las mil formas de sorprenderme que tiene "aunque la gente haga cosas malas no puedes tachar todas sus ideas/actos de malas" una frase aparentemente inocente que nos llevó a hablar de Hitler, de física, de runas, de métodos de regulación de población, del Estado, de amor.
Justo cuando me senté en la repisa del portal apareció un coche viejo; supuse que era para mí, no por nada; no había ni un alma en la calle y me sentía con suerte, irreal, pero suerte. Me acerqué y efectivamente paró.
Al subir noté un olor inconfundible, aunque había sido efímero siempre en mi nariz, y cuando cerré la puerta escuché aquella cinta de country de la que solía hablar, no pude evitar reirme, siempre me reía en su compañía, menos mal que me comprendía mejor que nadie y no me tomaba por imbécil como solía hacer la gente.
Le sonreí y pude notar el fervor adolescente en nuestra mirada, el contacto con sus labios era el contacto más curioso que había sentido nunca en mi piel y el sabor de su aliento siempre me hacía sentir en casa. Tenía las manos muy frías pero al contacto son su cara se calentaron un poco.
Arrancó mientras me decía algo sobre mi atuendo, le encantaba supongo. ¿Por qué no aceleras y así estamos juntos más tiempo antes de que sea de día?. Por supuesto, princesa.
30 diciembre, 2008
24 diciembre, 2008
Cuando eres pequeño las vacaciones de Navidad molan, molan mucho.
Tienes un montón de días por delante sin nada que hacer, miles de cajas con sorpresa por abrir, de papel de colores que desparramar...lo de menos es lo de dentro (que por lo general no suele ser lo que tú querías), sonríes, comes como un animal, juegas con tus primos...Disfrutas, en fin.
Pasas la noche en vela esperando a que el gordo americano o los tres de Oriente depositen con cuidado tus paquetes bajo el árbol, en la chimenea, donde sea. Les preparas leche, galletas, nueces, incluso algún padre ávido de emociones sugiere que le pongan algo de champán o whiskazo para que se repongan estos seres mágicos.
Es bonito ver cómo nos pueden llegar a engañar con unas cuantas absurdar triquiñuelas, supongo.
Estas son las Navidades que menos ganas tengo de celebrar. No por nada en especial -gracias a (introducir nombre de ser falso)-, sino porque esa magia se perdió hace siglos y parece que nada queda del espíritu navideño...
Parece que aquellos con quien más ansiamos estar, el verdadero regalo que necesitamos, está lejos, muy lejos.
Te sientes bien por saber que hay un regalo esperando para ti, pero te desesperas al saber que el tuyo llegará tarde y cuando puedas sonreír agusto ya habrán pasado estos momentos mágicos (del corte inglés).
En realidad es absurdo lo que digo, lo sé, (sé que son unas fechas absurdas prefijadas al azar y ya) pero por mucho que intento dilucidar algo en mi mente y escribir algo lógico no me sale. Lo siento.
Definitivamente sólo me da por escribir aquí en los días grises. Hoy, pese a las luces en las calles, pese a las guirnaldas es un día muy gris.
Tienes un montón de días por delante sin nada que hacer, miles de cajas con sorpresa por abrir, de papel de colores que desparramar...lo de menos es lo de dentro (que por lo general no suele ser lo que tú querías), sonríes, comes como un animal, juegas con tus primos...Disfrutas, en fin.
Pasas la noche en vela esperando a que el gordo americano o los tres de Oriente depositen con cuidado tus paquetes bajo el árbol, en la chimenea, donde sea. Les preparas leche, galletas, nueces, incluso algún padre ávido de emociones sugiere que le pongan algo de champán o whiskazo para que se repongan estos seres mágicos.
Es bonito ver cómo nos pueden llegar a engañar con unas cuantas absurdar triquiñuelas, supongo.
Estas son las Navidades que menos ganas tengo de celebrar. No por nada en especial -gracias a (introducir nombre de ser falso)-, sino porque esa magia se perdió hace siglos y parece que nada queda del espíritu navideño...
Parece que aquellos con quien más ansiamos estar, el verdadero regalo que necesitamos, está lejos, muy lejos.
Te sientes bien por saber que hay un regalo esperando para ti, pero te desesperas al saber que el tuyo llegará tarde y cuando puedas sonreír agusto ya habrán pasado estos momentos mágicos (del corte inglés).
En realidad es absurdo lo que digo, lo sé, (sé que son unas fechas absurdas prefijadas al azar y ya) pero por mucho que intento dilucidar algo en mi mente y escribir algo lógico no me sale. Lo siento.
Definitivamente sólo me da por escribir aquí en los días grises. Hoy, pese a las luces en las calles, pese a las guirnaldas es un día muy gris.
22 diciembre, 2008
Navidad.
La vida no me sonríe me cago en la humanidad. Hace un frío de cojones, va a llegar la Navidad y si nos queda algún diente comeremos turrón. Me estoy haciendo de vientre dentro del corazón y no me importa que los reyes ya no vengan para mí, con que vengan los camellos soy, bastardos, más feliz.
No... che de paz, no... che de amor. Todos contra todos, me cagüendios y del cielo una estrella vendrá: es un cohete espacial. No... che de paz, no... che de amor. ¡Una tregua! me cagüendios y del cielo una mierda caerá: es un cohete nuclear.
Roberto Iniesta.
No... che de paz, no... che de amor. Todos contra todos, me cagüendios y del cielo una estrella vendrá: es un cohete espacial. No... che de paz, no... che de amor. ¡Una tregua! me cagüendios y del cielo una mierda caerá: es un cohete nuclear.
Roberto Iniesta.
07 diciembre, 2008
Y ahí estaba yo.
Y ahí estaba, con los pantalones bajados, sin saber que hacer; una noche de autosatisfacción.
En la radio sonaba cualquier grupo patético, nada más propicio.
Me encontraba en el garaje donde a veces vivía, masturbándome a lo grande, sin sospechar que una magnum 357 iba a estar apuntándome a la cabeza en unos minutos.
No os confundáis: no me masturbaba porque me faltara sexo. Ahora bien, es cierto que no solía hacerlo de manera lúdica. Acabé. Joder, y que ningún hombre haya podido hacerme esto.
Salí a encenderme un pitillo a la calle. No pude evitar sonreír al recordar lo que había escuchado en los informativos.
"Se busca al capo de la mafia de la prostitución en Barcelona, la policía dice estar tras sus pasos, si ven a este sujeto informen de ello a las autoridades. Es muy peligroso" La noticia iba acompañada de una foto nada favorecedora. Qué fama de duro le estaban poniendo a Jay a golpe de sensacionalismo.
Sí, le conocía bien. Y no sólo profesionalmente. Qué queréis, por muy puta que sea, no he perdido las ganas, algunos dicen que es defecto profesional. Y él conseguía ponerme cachonda sólo con ver la cicatriz que le atravesaba toda la cara como un rayo. Aunque últimamente estaba un poco cansada.
Él me decía que no me podía quejar, y aunque triste, era cierto: no se había atrevido aún a meterme la bala entre ceja y ceja que solía prometerme cuando se corría...
Los ácidos, la coca, el dinero, el alcohol... Ya se sabe que no es bueno mezclar, al pobre le daba por amenazar a sus pobres putas cuando iba puesto, es decir; siempre.
Estaba un poco harta de que cada último jueves de mes, mi día de descanso (ya se sabe que el fin de mes es traicionero hasta para los puteros), viniera a visitarme y acabara con un bonito ojo, pómulo o costilla amoratado, se ponía un poquito agresivo cuando sus fluidos se desparramaban en mí. Al principio supuse que era el precio a pagar porque me follara alguien no grasiento o de más de 50. Pero estaba un poco cansada.
Lo cierto es que cuando lo ví cruzar la calle esa noche con el arma en la mano ni me preocupé. Estaba bastante convencida. Escupí los restos del cigarro, extendí los brazos y le dije: vamos, mátame de una jodida vez, mientras reía. Apenas se giró alguien al oirme gritar.
No es que me diera igual arriesgarme a morir, pero estaba bastante segura de que no se atrevería.
Cuando se acercó, colocó el frío metal en mi sien mientras me llevaba adentro. Uno de sus jueguecitos, ya sabéis. Si no lo sabéis os lo digo por experiencia: la gente tiene unas filias muy pero que muy raras.
Entramos dentro. Los preliminares nunca habían sido lo suyo. Se bajó el pantalón, me arrancó la camiseta. Estaba empalmado. Era bastante sorprendente en su estado, pensé que era una jodida máquina de follar, evitando pensar que sería efecto de alguna de las drogas que toma. Siempre he sido bastante romántica.
Y follamos, vaya si follamos. Esta vez no me deje avasallar y procuré disfrutar yo también. Era nuestra última vez.
Cuando a la mañana siguiente apareció la noticia en los periódicos, "El capo de la mafia de la prostitución, Jay 'El dientes' es hallado muerto en un bajo del Raval", lo atribuyeron como era de esperar a un ajuste de cuentas, y yo como recordatorio me quedé con una nariz rota.
En la radio sonaba cualquier grupo patético, nada más propicio.
Me encontraba en el garaje donde a veces vivía, masturbándome a lo grande, sin sospechar que una magnum 357 iba a estar apuntándome a la cabeza en unos minutos.
No os confundáis: no me masturbaba porque me faltara sexo. Ahora bien, es cierto que no solía hacerlo de manera lúdica. Acabé. Joder, y que ningún hombre haya podido hacerme esto.
Salí a encenderme un pitillo a la calle. No pude evitar sonreír al recordar lo que había escuchado en los informativos.
"Se busca al capo de la mafia de la prostitución en Barcelona, la policía dice estar tras sus pasos, si ven a este sujeto informen de ello a las autoridades. Es muy peligroso" La noticia iba acompañada de una foto nada favorecedora. Qué fama de duro le estaban poniendo a Jay a golpe de sensacionalismo.
Sí, le conocía bien. Y no sólo profesionalmente. Qué queréis, por muy puta que sea, no he perdido las ganas, algunos dicen que es defecto profesional. Y él conseguía ponerme cachonda sólo con ver la cicatriz que le atravesaba toda la cara como un rayo. Aunque últimamente estaba un poco cansada.
Él me decía que no me podía quejar, y aunque triste, era cierto: no se había atrevido aún a meterme la bala entre ceja y ceja que solía prometerme cuando se corría...
Los ácidos, la coca, el dinero, el alcohol... Ya se sabe que no es bueno mezclar, al pobre le daba por amenazar a sus pobres putas cuando iba puesto, es decir; siempre.
Estaba un poco harta de que cada último jueves de mes, mi día de descanso (ya se sabe que el fin de mes es traicionero hasta para los puteros), viniera a visitarme y acabara con un bonito ojo, pómulo o costilla amoratado, se ponía un poquito agresivo cuando sus fluidos se desparramaban en mí. Al principio supuse que era el precio a pagar porque me follara alguien no grasiento o de más de 50. Pero estaba un poco cansada.
Lo cierto es que cuando lo ví cruzar la calle esa noche con el arma en la mano ni me preocupé. Estaba bastante convencida. Escupí los restos del cigarro, extendí los brazos y le dije: vamos, mátame de una jodida vez, mientras reía. Apenas se giró alguien al oirme gritar.
No es que me diera igual arriesgarme a morir, pero estaba bastante segura de que no se atrevería.
Cuando se acercó, colocó el frío metal en mi sien mientras me llevaba adentro. Uno de sus jueguecitos, ya sabéis. Si no lo sabéis os lo digo por experiencia: la gente tiene unas filias muy pero que muy raras.
Entramos dentro. Los preliminares nunca habían sido lo suyo. Se bajó el pantalón, me arrancó la camiseta. Estaba empalmado. Era bastante sorprendente en su estado, pensé que era una jodida máquina de follar, evitando pensar que sería efecto de alguna de las drogas que toma. Siempre he sido bastante romántica.
Y follamos, vaya si follamos. Esta vez no me deje avasallar y procuré disfrutar yo también. Era nuestra última vez.
Cuando a la mañana siguiente apareció la noticia en los periódicos, "El capo de la mafia de la prostitución, Jay 'El dientes' es hallado muerto en un bajo del Raval", lo atribuyeron como era de esperar a un ajuste de cuentas, y yo como recordatorio me quedé con una nariz rota.
03 diciembre, 2008
- Vamos, vamos, aquí no nos ve.
- Pensaba que me iba a estallar, joder.
- Yo también lo pensaba. Y apuesto a que la cuidadora también.
- Si no me la hubieras chupado por debajo de la mesa habría sido menos obvio.
- Como si no te hubiera encantado. Agáchate anda.
- Sabes de sobra que no me gusta hacerlo en mitad de la sala con toda esta gente.
- Venga vamos a decir otras cosas que ya sabemos: la tienes pequeña, soy demasiado buena para ti, estamos locos... Sigue tú.
- Zorra, bájate las bragas de una vez.
- Quítamelas tú, pusilánime.
- Me gustaría decirte que no, que ahí te quedas tú y tu calentón, jodida arpía.
- Peeero... Venga, sigamos con cosas obvias.
- Pero no puedo, me va a estallar. Cada vez que te veo me muero por ti y lo sabes.
- Bien, pues agáchate y cómeme el coño, que para algo estamos aquí.
- Pensaba que me iba a estallar, joder.
- Yo también lo pensaba. Y apuesto a que la cuidadora también.
- Si no me la hubieras chupado por debajo de la mesa habría sido menos obvio.
- Como si no te hubiera encantado. Agáchate anda.
- Sabes de sobra que no me gusta hacerlo en mitad de la sala con toda esta gente.
- Venga vamos a decir otras cosas que ya sabemos: la tienes pequeña, soy demasiado buena para ti, estamos locos... Sigue tú.
- Zorra, bájate las bragas de una vez.
- Quítamelas tú, pusilánime.
- Me gustaría decirte que no, que ahí te quedas tú y tu calentón, jodida arpía.
- Peeero... Venga, sigamos con cosas obvias.
- Pero no puedo, me va a estallar. Cada vez que te veo me muero por ti y lo sabes.
- Bien, pues agáchate y cómeme el coño, que para algo estamos aquí.
30 noviembre, 2008
Sonrisas
Miraba con cierta apatía al infinito. Se ocultaba tras unas gafas negras que tapaban más de lo que debían en principio. La chaqueta tres o cuatro tallas más grande servía de barrera al viento de levante. En medio de un campo de naranjas observaba el minucioso trabajo de aquellos dos hombres. Uno de ellos había contribuído de forma literal a darle la vida. El otro lo hacía de forma más poética en el presente más inmediato. Recogían algún tipo de fruto silvestre en el suelo.
Sus facciones denotaban cierto cansancio, hacía días que no dormía en condiciones, pero no quería que se dieran cuenta. Él levantó la cabeza. La miró, notó algo que nadie más percibió. Ni los alacranes ni las piedras. Ella le correspondió con una sonrisa. La sonrisa más sincera del mundo. El mundo ya no valía nada si esas sonrisas no se correspondían. No existía el frío o el cansancio. Ni la soledad, no era posible nunca más.
Gracias, pensó ella. Pues al final creo que debe existir un Dios, dijo él a viva voz.
Sus facciones denotaban cierto cansancio, hacía días que no dormía en condiciones, pero no quería que se dieran cuenta. Él levantó la cabeza. La miró, notó algo que nadie más percibió. Ni los alacranes ni las piedras. Ella le correspondió con una sonrisa. La sonrisa más sincera del mundo. El mundo ya no valía nada si esas sonrisas no se correspondían. No existía el frío o el cansancio. Ni la soledad, no era posible nunca más.
Gracias, pensó ella. Pues al final creo que debe existir un Dios, dijo él a viva voz.
19 noviembre, 2008
Mal, mal, mal. Cuando actúas mal, no queda otra que la rectificación.
¡Benditas disculpas!, bendita gente, esa que nos hace caer en la cuenta de que hemos actuado mal, por muy doloroso que sea (esa gente por desgracia suele ser la más afectada y a la vez la más cercana).
Estoy machacada por la aplastante claridad de lo mal que he actuado, sí, pero a la vez no puedo dejar de sentirme renovada.
Se suele decir que es de sabios reconocer los errores, que hay que aprender de ellos... Los errores son una mierda, sinceramente hablando, pero están ahí, nadie puede escapar de esos venenosos dardos y lo más reconfortante es pensar que hemos aprendido algo. Que así sea, hermanos.
El orgullo es otra mierda. Es uno de mis grandes lastres. Es absurdo, no sólo no sirve de nada, sino que nos condiciona, nos hunde en nuestra ignorancia, en nuestra miseria más terrible.
Odio ser una persona orgullosa e incapaz de reconocer sus fallos, lo odio y lucho contra ello, y me cuesta, y me doy de bruces con la realidad de la humildad. Odio muchas cosas de mí misma, pero el orgullo es de las más terribles.
Hoy me ha ocurrido y me gustaría creer que no volveré a actuar así, por lo menos creo que las bases están sentadas... Ahora sólo cabe... esfuerzo, como siempre.
Espero volver en unos meses y ver que he cambiado en algo, por ello, en parte, escribo estas cosas.
¡Benditas disculpas!, bendita gente, esa que nos hace caer en la cuenta de que hemos actuado mal, por muy doloroso que sea (esa gente por desgracia suele ser la más afectada y a la vez la más cercana).
Estoy machacada por la aplastante claridad de lo mal que he actuado, sí, pero a la vez no puedo dejar de sentirme renovada.
Se suele decir que es de sabios reconocer los errores, que hay que aprender de ellos... Los errores son una mierda, sinceramente hablando, pero están ahí, nadie puede escapar de esos venenosos dardos y lo más reconfortante es pensar que hemos aprendido algo. Que así sea, hermanos.
El orgullo es otra mierda. Es uno de mis grandes lastres. Es absurdo, no sólo no sirve de nada, sino que nos condiciona, nos hunde en nuestra ignorancia, en nuestra miseria más terrible.
Odio ser una persona orgullosa e incapaz de reconocer sus fallos, lo odio y lucho contra ello, y me cuesta, y me doy de bruces con la realidad de la humildad. Odio muchas cosas de mí misma, pero el orgullo es de las más terribles.
Hoy me ha ocurrido y me gustaría creer que no volveré a actuar así, por lo menos creo que las bases están sentadas... Ahora sólo cabe... esfuerzo, como siempre.
Espero volver en unos meses y ver que he cambiado en algo, por ello, en parte, escribo estas cosas.
16 noviembre, 2008
Aquí, seguro de hacer lo incorrecto.
Por casualidades de la vida hallóme aquí otra vez, después de bastante más tiempo del que esperaba.
Entre otros menesteres últimamente escucho música que me resulta extraña. Bunbury es un ejemplo (por él va el título, por su magnífica canción incluida en 'Hellville deluxe').
Héroes me encanta pero eso entra dentro de la normalidad. Pero Bunbury y sus canciones con el toque julioigleisiástico... aún me asombro en ocasiones saliendo de mi propio cuerpo y viéndome tararear cosas del tipo "quiero que seas feliiiiz aunque no seaaa coooonmigooo".
No doy abasto en realidad con la música nueva que llega a mis manos o y con la que se me ocurre poner a bajar.
En otro orden de cosas (me parece feo volver sin traer nada nuevo), me saqué el carné. Todito a la primera, tampoco me ha costado tanto... menos un episodio que quedará para mis Anécdotas estúpidas de persona torpe y despistada a más no poder... Sí, el día que me iba a examinar me presenté con DNI caducado... pero bueno no me corrieron convocatoria ni nada y a la semana siguiente con el maldito documento calentito aprobé.
Creo que en este recuento de cosas tontas de los últimos tiempos tiene una mención muy especial el motivo que me ha alejado de esto, en su gran parte. La facultad. La facultat de Psicología de València está tomada por las tiendas de campaña, los sacos de dormir y las pancartas a cual más ingeniosa en contra del proceso de Bolonia.
Cada poco salimos de manifestación y la verdad es que parece que la liamos bastante -el pasado jueves fuimos unos 4000 dejándonos la voz y las piernas-, aunque como siempre, las cosas llegan tarde.
No hay vuelta atrás, amigos, nos la han vuelto a endiñar a lo grande. Pero bueno, no me apetece extenderme, no estoy muy reivindicativa a estas horas con esta gripe y este agotamiento. Otro día quizás me extienda más.
Respecto a la carrera, no, no es lo que me esperaba. Es cierto que me metí un poco a lo loco y es cierto que la idea que se tiene por lo general de lo psicología -supongo que como en todas las disciplinas- no se parece en nada a la realidad. Me gusta, sí, pero el primer curso es bastante pesado, bastante teórico...
Mi clase no está mal, más preocupados -como buenos universitarios que somos- de salir todos los jueves, y de ir de quintos, que de ir a clase... Pero sin duda esa es una de las cosas que más ansiábamos, esa falsa libertad que creemos tener.
Y en fin, la vida continúa, el mundo sigue girando y yo... odio el frío.
En estas épocas suelo estar constipada, suelo tener alguna extremidad congelada sin motivos y suelo estar triste, soy algo débil para estas cosas qué le vamos a hacer. No me gustan el otoño ni el invierno, ni la lluvia, ni el frío, ni que anochezca pronto, no soy nada poética. Siempre he sido más práctica que poética.
Y es cierto que desde el verano vivo una época relativamente dulce. Las fiebres del enamoramiento nos suelen atontar, sí, nos dan algo de calor, pero si esas fiebres vienen acompañadas de duras dosis de realidad, todo vuelve a ser menos poético.
Siempre he pensado que yo no valía para esta clase de cosas, observaba a los hombres como un modo de diversión, de enriquecimiento, de autosatisfacción... Y cuando eso cambia te preocupas, te dices "¿me estaré haciendo vieja?", "¿resultará que después de todo soy medio normal?".
Pero no, vuelvo a la realidad y me digo, qué coño, tu historia -como no podía ser de otra forma- es compleja, está llena de rarezas... te gustan las cosas complicadas, con miga.
Al final igual sí que soy un poco poética, porque siempre pensé que el amor debía ir acompañado de estas viscisitudes, las cosas fáciles, amigos, no valen.
Espero volver en breve y contar menos mierda, hasta pronto.
Entre otros menesteres últimamente escucho música que me resulta extraña. Bunbury es un ejemplo (por él va el título, por su magnífica canción incluida en 'Hellville deluxe').
Héroes me encanta pero eso entra dentro de la normalidad. Pero Bunbury y sus canciones con el toque julioigleisiástico... aún me asombro en ocasiones saliendo de mi propio cuerpo y viéndome tararear cosas del tipo "quiero que seas feliiiiz aunque no seaaa coooonmigooo".
No doy abasto en realidad con la música nueva que llega a mis manos o y con la que se me ocurre poner a bajar.
En otro orden de cosas (me parece feo volver sin traer nada nuevo), me saqué el carné. Todito a la primera, tampoco me ha costado tanto... menos un episodio que quedará para mis Anécdotas estúpidas de persona torpe y despistada a más no poder... Sí, el día que me iba a examinar me presenté con DNI caducado... pero bueno no me corrieron convocatoria ni nada y a la semana siguiente con el maldito documento calentito aprobé.
Creo que en este recuento de cosas tontas de los últimos tiempos tiene una mención muy especial el motivo que me ha alejado de esto, en su gran parte. La facultad. La facultat de Psicología de València está tomada por las tiendas de campaña, los sacos de dormir y las pancartas a cual más ingeniosa en contra del proceso de Bolonia.
Cada poco salimos de manifestación y la verdad es que parece que la liamos bastante -el pasado jueves fuimos unos 4000 dejándonos la voz y las piernas-, aunque como siempre, las cosas llegan tarde.
No hay vuelta atrás, amigos, nos la han vuelto a endiñar a lo grande. Pero bueno, no me apetece extenderme, no estoy muy reivindicativa a estas horas con esta gripe y este agotamiento. Otro día quizás me extienda más.
Respecto a la carrera, no, no es lo que me esperaba. Es cierto que me metí un poco a lo loco y es cierto que la idea que se tiene por lo general de lo psicología -supongo que como en todas las disciplinas- no se parece en nada a la realidad. Me gusta, sí, pero el primer curso es bastante pesado, bastante teórico...
Mi clase no está mal, más preocupados -como buenos universitarios que somos- de salir todos los jueves, y de ir de quintos, que de ir a clase... Pero sin duda esa es una de las cosas que más ansiábamos, esa falsa libertad que creemos tener.
Y en fin, la vida continúa, el mundo sigue girando y yo... odio el frío.
En estas épocas suelo estar constipada, suelo tener alguna extremidad congelada sin motivos y suelo estar triste, soy algo débil para estas cosas qué le vamos a hacer. No me gustan el otoño ni el invierno, ni la lluvia, ni el frío, ni que anochezca pronto, no soy nada poética. Siempre he sido más práctica que poética.
Y es cierto que desde el verano vivo una época relativamente dulce. Las fiebres del enamoramiento nos suelen atontar, sí, nos dan algo de calor, pero si esas fiebres vienen acompañadas de duras dosis de realidad, todo vuelve a ser menos poético.
Siempre he pensado que yo no valía para esta clase de cosas, observaba a los hombres como un modo de diversión, de enriquecimiento, de autosatisfacción... Y cuando eso cambia te preocupas, te dices "¿me estaré haciendo vieja?", "¿resultará que después de todo soy medio normal?".
Pero no, vuelvo a la realidad y me digo, qué coño, tu historia -como no podía ser de otra forma- es compleja, está llena de rarezas... te gustan las cosas complicadas, con miga.
Al final igual sí que soy un poco poética, porque siempre pensé que el amor debía ir acompañado de estas viscisitudes, las cosas fáciles, amigos, no valen.
Espero volver en breve y contar menos mierda, hasta pronto.
21 septiembre, 2008
Harta.
Cansada de jugar siempre el mismo papel.
Este blog se está convirtiendo en algo pseudo-emo, y no me gusta nada. Pero quizás sólo nos apetece desahogarnos de esta forma -semi oculta- cuando estamos así.
Es un problema cuando no sabes identificarte. Sólo sé decir que estoy cansada. Cansada de avanzar y seguir igual. Cansada de que las cosas tomen nuevos senderos, evolucionen, y yo siga sintiéndome igual. Igual de a medias de todo.
¿Por qué no cojo y lo mando todo a volar?. Quizá me atan más cosas de las que creo, pero seguramente es que no tengo narices.
No; son muchos años dependiendo, con una vida cómoda, y no quiero arriesgarlo todo.
¿Soy una cobarde?. Lo que quizá más me preocupa y que ronda en el aire es... que quizá prefiero quedarme así porque las otras alternativas no me satisfacen lo suficiente.
Este blog se está convirtiendo en algo pseudo-emo, y no me gusta nada. Pero quizás sólo nos apetece desahogarnos de esta forma -semi oculta- cuando estamos así.
Es un problema cuando no sabes identificarte. Sólo sé decir que estoy cansada. Cansada de avanzar y seguir igual. Cansada de que las cosas tomen nuevos senderos, evolucionen, y yo siga sintiéndome igual. Igual de a medias de todo.
¿Por qué no cojo y lo mando todo a volar?. Quizá me atan más cosas de las que creo, pero seguramente es que no tengo narices.
No; son muchos años dependiendo, con una vida cómoda, y no quiero arriesgarlo todo.
¿Soy una cobarde?. Lo que quizá más me preocupa y que ronda en el aire es... que quizá prefiero quedarme así porque las otras alternativas no me satisfacen lo suficiente.
17 septiembre, 2008
Oportunidad
Notas que se agolpan ideas en tu mente, que repiquetean una y otra vez contra las esquinas de tu cabeza, tu flujo sanguíneo comienza a acelerarse en un intento suicida de salvación...que sólo consigue sonrojarte las mejillas.
Y al final, nada.
Tu cerebro no manda las órdenes pertinentes a tu lengua, laringe, músculos y labios. No reaccionas.
Ahora, el paladar te sabe a agrio y la bilis se te ha revuelto, te quedas pálido.
- Bueno... ¿qué querías decirme?
- Nada, nada, no era nada. Déjalo.
Y al final, nada.
Tu cerebro no manda las órdenes pertinentes a tu lengua, laringe, músculos y labios. No reaccionas.
Ahora, el paladar te sabe a agrio y la bilis se te ha revuelto, te quedas pálido.
- Bueno... ¿qué querías decirme?
- Nada, nada, no era nada. Déjalo.
15 septiembre, 2008
Papel azaroso
Sin saber cómo ni por qué aquella hoja había entrado por la ventana.
Era casualidad, pues entre la mole de edificios que sembraban la ciudad, no había uno solo que tuviese las ventanas bajadas, todas estaban abiertas de par en par, y precisamente fue a entrar aquí, en mi cuarto.
Me quedé mirándola un buen rato. ¿Por qué habrá entrado?
A los seres humanos nos gusta creer que el azar determina en algo nuestras vidas, que algo mágico las controla... Pues bien, si les digo la verdad, el azar no sirve de nada.
¿Sirve de algo preguntarnos por qué o preocuparnos por cómo nos afecta algo que por definición es "accidental"? .
Más vale tratar de cambiar las cosas: el esfuerzo, y no el azar, es lo que nos determina.
Aceptar las coincidencias cotidianas como naturales es lo más sano.
Cogí la hoja y la guardé en un libro.
Salí a la calle con la cabeza alta y desafiando con la mirada al viento transparente.
10 septiembre, 2008
Leyes innatas.
Vente a la sombra, amor, que yo te espero;
que tengo el corazón aquí con bien de hielo...
No en vano utilizo como nick de múltiples lares de internel Standby, y es que parece que la vida (y concretamente la mía) está siempre en estado de espera como decían aquellos grandes, Extremoduro.
Lo malo de estar siempre esperando a que pasen las cosas, no es sólo la angustia en el intervalo, es que cuando pulsas play, parece que todo ha ido demasiado rápido en tu aletargamiento, la vida ha seguido su curso sin ti, te has vuelto a quedar atrás, amiga.
Te das cuenta sin anestesia, de golpe, de todo el tiempo que has pasado hibernando, de lo que te has perdido y cómo has malgastado estando en espera tu preciado tiempo vital. Y seguramente piensas que eres idiota. Y posiblemente lo seas.
Y en fin, qué menos que preguntarse, ¿merece la pena quedarse en standby?.
Creo que cogeré la botella y pasaré otra noche en vela.
Qué remedio.
09 septiembre, 2008
Los domingos en mi casa desde que tengo uso de razón se compra El país.
Al principio cuando apenas sabía leer, ojeaba las viñetas y las fotos que venían, siempre me han gustado las historietas. Más tarde empecé a interesarme por el suplemento que venía cuidadosamente adjunto al papel tintado, con sus secciones de moda, sus entrevistas y sus columnas de opinión. En la actualidad no pasa domingo en que no me lea el periódico, poniendo especial atención a la sección de cultura y a la de mi comunidad, y sin descuidar en absoluto los editoriales.
Supongo que es una pequeña alegoría diaria de la vida. Primero te contentas con los dibujillos, no llegas a ver más allá. Un poco después te interesas por los famosos, por las entrevistas, por aquello más banal... Y llega un punto en el que te das de bruces con las noticias del día a día y con las opiniones enfervorizadas de unos y otros.
Supongo que en unos (cuantos) años miraré las esquelas y rezongaré al leer las noticias nacionales e internacionales, como hacen mis abuelos. Aún así, no me molestaría volver a sentarme en el sofá y leer las tiras de Garfield.
Añoranza.
Al principio cuando apenas sabía leer, ojeaba las viñetas y las fotos que venían, siempre me han gustado las historietas. Más tarde empecé a interesarme por el suplemento que venía cuidadosamente adjunto al papel tintado, con sus secciones de moda, sus entrevistas y sus columnas de opinión. En la actualidad no pasa domingo en que no me lea el periódico, poniendo especial atención a la sección de cultura y a la de mi comunidad, y sin descuidar en absoluto los editoriales.
Supongo que es una pequeña alegoría diaria de la vida. Primero te contentas con los dibujillos, no llegas a ver más allá. Un poco después te interesas por los famosos, por las entrevistas, por aquello más banal... Y llega un punto en el que te das de bruces con las noticias del día a día y con las opiniones enfervorizadas de unos y otros.
Supongo que en unos (cuantos) años miraré las esquelas y rezongaré al leer las noticias nacionales e internacionales, como hacen mis abuelos. Aún así, no me molestaría volver a sentarme en el sofá y leer las tiras de Garfield.
Añoranza.
08 septiembre, 2008
Mato moscas.
Decían antes eso de "cuando uno no tiene qué hacer, con el rabo mata moscas".
Bien, pues yo mato moscas a golpe de tecla.
Se acabó el verano, la abrasión solar de la piel, los polos de hielo chorreando, los dedos arrugados por el agua, las verbenas entre nieblas etílicas y los amoríos apresurados y breves.
No creo que nadie lea esto, pues lo escribo a modo de diario personal, pero un saludo para aquel que esté tan aburrido como para haber llegado aqui.
Bien, pues yo mato moscas a golpe de tecla.
Se acabó el verano, la abrasión solar de la piel, los polos de hielo chorreando, los dedos arrugados por el agua, las verbenas entre nieblas etílicas y los amoríos apresurados y breves.
No creo que nadie lea esto, pues lo escribo a modo de diario personal, pero un saludo para aquel que esté tan aburrido como para haber llegado aqui.
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